episodio 13 – Regresando del Infierno

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-¡Por el Santo Blatodeo!

La piel de Tydryl, era una costra encendida y glaceada, algunos escombros habían caído sobre ellos . Thurq Miller temblaba dentro mientras solo lograba escuchar los ruidos secos de la explosión.

-¡Tydryl!
-Thurq, intento concentrarme ¡Tranquilízate! La radiación de esa bomba era koltan*. Alguien quiere asegurarse de que todos se lleven algo de esta tragedia incluso los sobrevivientes. Espera.

Miller no tuvo otra opción mas que esperar y mantenerse tranquilo. Sin embargo, su mente era un caos ¿Quién atentaría contra el senado? Era inconcebible.

La explosión había asestado en lo más profundo de los temores de Miller y probablemente del universo conocido. Esto era una declaratoria de guerra inminente. ¿Es posible que sean los Qarwas?  Eran lo suficientemente imbéciles para hacerlo, eso era un hecho.

Muy bien, es mejor que aguantes la respiración por un momento.
-¿Tydryl, agradezco infinitamente que me hayas salvado pero por qué siento asco y miedo tan de repente?
-No desesperes, no puedo sacarte de aquí a menos que ruede y salga del perímetro de la explosión y si lo hago vas a golpearte con las paredes del cascarón así que debo llenar el interior con plasma.

-¡Ni siquiera lo pienses!
-Lo siento amigo es la única manera.
-¡No, no, no!

Tydryl llenó su interior con un líquido blanco y muy espeso el cual adquirió una textura esponjosa casi de inmediato lo que mantuvo a Miller sujeto a la base del cascarón. Luego de rodar por unos minutos Tydryl secó por completo su interior dejando libre a Miller.

-Oh por el amor de Dios, Tydryl, es lo más asqueroso que he…
-No te preocupes amigo, no se lo contaré a nadie…

Tydryl había perdido mucha energía y tenía que enterrarse para recuperar fuerzas. Miller lo comprendió de inmediato y sin mayores detalles se alejó hacia el bosque profundo para convertirse en larva.

Diablos Tydryl, sí que eres especial. Ahora viene lo difícil: definitivamente declararemos una guerra ¿Pero a quién?

 

Eduardo Guillén
Año 2780

(a) Radiaciación Koltan: Referencia hecha a municiones y armas (no láser) que luego de afectar determinado perímetro por medio de una poderosa explosión desatan un segundo ataque aeruginoso, de un radio mayor, que produce la alteración celular en sus víctimas con la única finalidad de inhibir su  habilidad reproductiva de manera permanente.

 

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episodio 12 – Es hora de despertar

Es hora de despertar

-Almirante….
-No es necesario que me explique la gravedad del asunto comandante Chartrés. La destrucción del Elena es, a lo mínimo, una declatoria de guerra. 
-¿Pero una declaratoria de quién? Los Qarwas no tienen líder ni afiliación conocida.   Además, hasta el momento no existe ninguna señal de división en el imperio. 
-…
-¿No estará pensando en proponer un ataque a gran escala, cierto?
-Se está analizando.
-Pero es claro que los Qarwas han sido manipulados o alguien alquiló sus servicios.
-Capitán ¿Tiene idea de cuantas especies esperan respuesta?
-Muchas, almirante.
-Insectoides, reptilianos, felinos, lirians… Eran parte muy importante de la tripulación.
-Sr. Debo aclarar que considero a todos los miembros de la tripulación importantes. Sé que debemos hallar respuesta pronto…Desearía haber manejado mejor la situación.
-Usted no estaba a cargo del crucero Cap. Chartrés. No asuma responsabilidades que no son suyas. Además, gracias a su trabajo se lograron rescatar a varios hombres. Ya he recibido reportes al respecto. Ahora, si bien Pran debe permanecer en cuidados intensivos necesito que se entere de los pormenores.
-Sí Sr. estamos por entrar en la órbita de
(a)Éphira. Imagino que también querrá que hable con el secretario general.
-Él ya está informado de este desastre. La discusión del tema está programada para la sesión de esta mañana. Es mejor que descanse cuanto antes Cap. Chartrés. Está asignado, junto a uno de mis hombres, a entrar a espacio desconocido 36 horas después de haber aterrizado en Éphira. Se dirigirá a la base Kordron. Antes de partir recibirá mayores instrucciones.
-Entiendo, Almirante.
-Eso es todo. Oh, casi lo olvidaba. Bienvenido a la flota de nuevo, capitán.

El monitor se apagó dejando a Chartrés en silencio. El almirante tenía un humor algo ácido para ciertas ocasiones. Algo muy particular siento Ictión.

-La voz del oficial Ezra resonó con un eco metálico alrededor de Chartrés: Capitán, estamos ingresando a la órbita de Éphira.
-Prepare al personal para aterrizar.

Bendito insecto

-¿Te informaron sobre el fin del Elena? –Preguntó Thurq Miller, humano, senador por Zionis, tercera colonia homo sapiens, que hace unos años había ganado representación en el senado.  
– Estoy al tanto de algunos pormenores del ataque. Se rumorea que están por definir si entramos en guerra con los Qarwas.
-Sería una estupidez. Es evidente que el ataque esconde muchas más interrogantes. No creo que pase de un comentario apresurado. Aunque conociendo la armonía con que trabajan en el palacio no es de esperar que la respuesta sea la violencia.
-Crees que sea el final de la paz. ¿Una paz que costo tanto a nuestras especies?
-No lo creo. No hay lados definidos. Para empezar una guerra necesitas a alguien con quien pelear. Hasta ahora no hay nadie o nada a la vista.
-Fue muy difícil amigo mío. Sabes, es cierto que abundan los relatos y grabaciones, pero yo aún conservo memoria de esos episodios.  

Ambos compañeros y amigos desde hace cinco años. Thurq Miller y  Tydryl eran senadores y miembros activos en Éphira. Tydryl era un insectoide, blatodeo, equipado, como el resto de insectoides, con dispositivos (b)Knür, con quien era muy difícil interrelacionarse para muchos humanos debido a que estos solían ahuyentarse por gran tamaño y apariencia. Sin embargo, la capacidad de Tydryl para hacer de cualquier conversación un tema de mayor profundidad hacía de él una persona muy valiosa tanto para los de su especie como para el senado. A comparación de otros seres los insectoides no eran capaces de comunicarse de manera verbal o no verbal (entendían claramente muchos idiomas pero no eran capaces de codificarlos de manera externa) por lo que habían desarrollado habilidades telepáticas a través de la cuales comunicaban sus pensamientos. Sin embargo, esta forma de comunicación, al principio vista con suspicacia, no se establece si el intermentor no permite que el insectoide esté figurativamente “dentro de su cabeza”. Para Miller ello no resultaba un problema, sino por el contrario una forma de evidente confianza.

-Es probable que la unión asigne una misión para investigar las causas de este problema.
-Humm, estás pensando en  formar parte de la tripulación.
-Tydryl….
-Lo siento, pero es evidente.
-No, yo no.
-Espera, ¿Estás loco? ¿Yo? ¿Ir al espacio exterior a bordo de una nave militar?
-¿Por qué no?
-Bueno…no soy militar, es lo último que querría.
-Amigo, en estos temas es ideal considerar ciertas “situaciones probables” Además, tú tanto como yo sabes que los militares suelen ser poco delicados en términos de ponerle fin a los problemas. ¿Qué mejor idea que llevar al ilustre Tydryl Hex Optera a bordo?
-…
-Un ser capaz de ayudar con su gran conocimiento sobre diversas especies inteligentes a bordo de una misión por la búsqueda de un culpable. ¡Ja! Piénsalo. Toma en cuenta que además de tus conocimientos, tienes la confianza del senado, sin contar con tu habilidad, o mejor dicho la habilidad de tu especie para sobrevivir y adaptarse.
-No lo dices en serio.
-No realmente.

Mientras caminaban recorrían los pasillos del palacio. Una construcción con una arquitectura rica en líneas extensas y dobles paredes de distinta elevación. En varias superficies había grandes espacios donde en alto relieve estaban esculpidas diversas historias, así como nombres de ilustres personajes de variada genealogía, todos y cada uno escritos en su propio lenguaje. Para los hombres el incluir el (laa-xhan), un lenguaje que amalgamaba el latín, árabe y chino, en esas paredes representó el verdadero comienzo de la humanidad como miembro importante de la Unión. Por fuera, y en gran parte de los techos, el palacio estaba recubierto de Xat’l un cristal muy semejante al citrino lo que le daba un brillo sosegado que muchos afirmaban calmaba las tenciones entre especies. Esta particularidad hacía del palacio un espectáculo tanto de día como de noche así como lo hacía sujeto de algunas bromas sobre su naturaleza y propósitos.

Los miembros del senado estaban en sus lugares respectivos. Ambos amigos eran de los últimos en tomar sus lugares. La sesión estaba por comenzar.

-Thruq, hay algo extraño aquí.
-A qué te refieres.
-No lo sé aún, pero no me gusta. Percibo tristeza.
-No me asustes amigo.
-No te separes de mí.
-Tydryl, si es algo grave es mejor que alertemos al  resto de…
-No, santo cielo, no es posible.
-¿Qué? ¿Cómo?

Tydryl tomó a Thruq con cuatro de sus patas y lo apretó contra su abdomen. Este abrió sus segmentos y lo introdujo en su interior, de inmediato su cuerpo se encorvó creando una crisálida cuya cáscara dio la apariencia de un gigantesco lunar enrojecido. Todo ocurrió muy rápido. Los miembros que estaban al lado creyeron que Thruq estaba siendo tragado por el insectoide, pero antes de transformar su grito de sorpresa en una orden, el palacio explotó, derritiendo a todos los seres de carne por completo.

En el hospital, Eduardo abría lentamente los ojos para descubrir el rostro de una bella joven: la hija de Nexos, quien estaba de pie mirándolo con cristalinos ojos mientras decía lentamente: Despierta, humano, ya es hora de partir.


Eduardo Guillén.

Año 2780

(a) Éphira: Es un planeta perteneciente a la jurisdicción de la Unión. Gran parte de su cielo es verde producto de la ionización de escombros lanzados por su satélite más cercano: Roo, el cual provee al planeta de bellas auroras boreales. Sin embargo, debido a su ubicación estratégica y abundancia de recursos Éphira conserva no solo los recursos que la tripulación del Elena necesitaba, sino también el palacio del senado donde los miembros de la Unión se reúnen para debatir sobre los temas que competían y comprometían a la galaxia conocida.

(b) Knür: La gravedad de Éphira era ideal para los seres humanos, en el caso de adultos, cuya masa estuviese entre los 80 y 120 kilos; al igual que para la mayoría de seres extraterrestres. Sin embargo, para otras especies provenientes de planetas más pequeños o más grandes resultaba un riesgo para sus sistemas motores y respiratorios. Ello tomando en cuenta que golpear si quiera a una especie que proviniese de un planeta con menor gravedad era considerado un delito debido al “uso de fuerza descomunal”. Sin embargo, otras especies tenían que recurrir a cinturones de nivelación para impedir el atrofiamiento de sus músculos. En el caso de los insectoides estos utilizaban equipos Knür que les permitían a sus fluidos combatir la gravedad de la tierra, al mismo tiempo que respirar sin necesitar ampliar, al menos en exceso, sus sistemas traqueales.

Extra

-No me gustan los Lirians. Están en esa delgada línea entre lo mágico y lo siniestro. Su tecnología es una clara extensión de su naturaleza. Extraño, difícil de entender y manejar para el resto de seres inteligentes.
-Muchos humanos han demostrado ser capaces de manejarla.
-Con asistencia, no lo olvides. Nunca por ellos mismos.
-Todos los Lirans que conozco tienen buen corazón.
-Creo que es sorprendente que hayan sobrevivido por tanto tiempo.
-Su ambiente era el propicio. Es una especie muy antigüa.
-¿Cuan viejos serán?
-Escuché que 300 millones.
-¿Como especie? Yo creí que solo 100. ¿Pero creo que pasado los 100 ya es mucho tiempo no? Imagínate ¡100 millones de años!
-No lo puedo imaginar. Personalmente, considero que un día terrestre ya es mucho tiempo.

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episodio 11 – ¿Un espía entre nosotros?

extraterrestre

¿Cuántos?
La pena hizo que Ezra enmudeciera por un instante.
-2000, hasta el momento. Aún esperamos reportes de la cuarta flota.
-Definitivamente un maldito desastre.  Sr. Ezra prepare el contacto con el almirante Gonzu.

La información no era correcta. Inteligencia no hizo su trabajo, o lo hizo mal, a propósito. –Pensó el joven capitán Chartrés, mientras acariciaba una antigua sortija de plata en su dedo índice.

Poco después de zarpar de Gloria AE7, planeta donde estaba ubicada la hacienda de su familia así como su tía Bethel, único familiar aún vivo, Emill Chartrés se había visto envuelto en una emboscada. El crucero de batalla Elena era manejado hasta ese momento por el experimentado capitán Félix Pran. A Chartrés le resultó extraño que Pran no hubiese tomado las medidas de seguridad necesarias al ingresar al sector. El no solía cometer esa clase de errores. Debieron haber sido los datos o quizá el enemigo conocía su curso ¿Pero qué enemigo? La Unión no tenía enemigos conocidos. Sin embargo, la posibilidad de un traidor parecía, de primer momento, imposible.

Solo había personal militar en el crucero, no existía misión alguna pendiente más que actividades de exploración y reconocimiento. Un ataque pirata estaba descartado de plano. Las naves enemigas no venían a robar; querían destruir el crucero, y lo lograron  ¿Pero por qué?  Si no hubiese sido por el auxilio de las fragatas de la cuarta flota las naves de escape hubiesen acabado como insectos aplastados en un jardín.

Espías, entonces; pero con qué fin…

-Traigan al teniente. –Ordenó el capitán.
Ezra estaba a punto de reproducir la orden. Sin embargo, se detuvo y luego respondió:
-Sr. Reportaron al teniente Huss muerto hace una hora.
-¿Qué? ¿Cómo?
-Se colgó señor.
-…¡Mande de inmediato un equipo de investigación a su despacho! ¡Que registren todo¡ ¡Quiero un reporte de sus últimos mensajes enviados y sus contactos!

Chartrés empezó a preguntarse si era posible. Necesitaba más información.

-Sr. Ezra. ¿Cuál es el estado del capitán Pran?
-Está en la enfermería Sr. Su pronóstico es delicado. Tiene gran parte del cuerpo con quemaduras de tercer grado.

Chartrés se dirigió a la enfermería. La tripulación corría de un lado a otro. Muchos debatían sobre qué pudo hacer que  flotas de (a)Qarwas los esperasen en este sector de la galaxia con el único motivo de destruirlos.

El joven capitán no había visto antes un cuadro así. “Largos años de paz hacen a los ejércitos débiles”. Las palabras de su padre, ya muerto, resonaron en su mente como una lección escolar. Los heridos  excedían la capacidad de la enfermería. Muchos debían llegar a la estación Éphira cuanto antes o morirían. Pran era uno de ellos. Varios soldados aguardaban en el piso, otros, los más graves, eran auxiliados en camas, que en algunos casos albergaban tres cuerpos.

Chartrés se detuvo frente al cristal que lo separaba de Pran, o de lo que quedaba de él.
-Por Dios, amigo ¿Quién te hizo esto? ¿Quién está tan loco para pelear contra la flota de la Unión?
-Está muy mal. No parece reaccionar a las medicinas.
Dijo, mientras aparecía a su lado, la Dra. Mitsuko, jefa del equipo médico. En sus manos sostenía el cuadro donde se establecía el diagnóstico de Pran.
-Tiene quemaduras en el 90% del cuerpo y tuvimos que amputar…
-Sí, lo puedo ver. ¿Dígame está consciente?
-No, pero cuando lo esté, cuando despierte, sentirá mucho dolor.
-Maldita sea. Dra. haga todo lo posible para que llegue a la estación vivo. Por favor, necesito saber cómo es que navegamos directo a ese infierno.
-Hago todo lo que está en mis manos. Está muy mal pero creo que resistirá hasta que lleguemos Éphira aunque no creo que su cuerpo pueda sobrevivir a una intervención.

Chartrés meditó al respecto. No podía esperar a que estuviese recuperado. Debía saber qué paso, quién le hizo eso a la embarcación de la Unión.

-Tengo a dos civiles por aquí. Nadie sabe nada de ellos por cierto. No poseen ningún tipo de identificación. Esperemos a llegar a  Éphira para cruzar su descripción.

Dijo la Dra. Mientras caminaba a un lado y le mostraba con el brazo a Eduardo y Gálae la hija de Nexos.

-Sí. Los reconozco. Los encontré en el salón de reuniones del crucero. Pero no tengo idea de quienes sean ni cómo llegaron allí.

Dijo Chartrés. Luego la Dra. Agregó:
-Es sorprendente pero la chica parece haberse recuperado casi de inmediato de sus quemaduras.
-¿Tiene idea de cuál es su especie?
-No realmente. Aunque tiene las características externas de una humana común. Aparte, sus órganos no presentan diferencias con los del homo sapiens.
-¿No ha despertado?
-No lo ha hecho. Pero puede hacerlo en cualquier momento.

Ahora este de aquí; parece conocer al capitán Pran.

-¿Cómo así?
-Bueno, no ha dejado de repetir su nombre. No me pregunte cómo, porque no tengo idea.
-Quiero hablar con ellos apenas despierten. Cualquiera de los dos ¿Bien?
-Si capitán.

Chartrés volvió a mirar el cuerpo enrojecido de Pran. A pesar de no tener idea de cómo se sentiría al despertar, el joven capitán sintió como el odio se apoderaba de su mente y su corazón. Luego se dijo a si mismo mientras su aliento empeñaba el cristal de protección.

-Voy a saber quién o quienes hicieron esto. Y cuando los tenga en mis manos, la Unión se puede ir a la mierda. Esos perros tendrán que responder por esta masacre.

Eduardo Guillén.
Año 2780

(a) Qarwas: Los Qarwas son una denominación utilizada para un grupo no definido de mercenarios espaciales no convencionales. En general son seres terrestres y extraterrestres de diversas especies motivados por, y aunque suene inverosímil, placer y diversión. Todos los seres que conforman sus filas se han sometido voluntariamente a procesos de alteración de ADN lo que ha  hecho que muchos no conserven la forma física ni mental  que heredaron de su especie. Mucho se ha hablado sobre su naturaleza y propósitos;  incluso se ha discutido seriamente sobre si exterminarlos o no ya que a muchos de ellos no les importan las consecuencias de sus actos, incluso si estos terminan en genocidios. Gran parte de su tiempo se ocupan en buscar estimulantes y nuevas variaciones o fórmulas que les ayuden a, según ellos, evolucionar. Al respecto, se han reportado avistamientos de algunos Qarwas diminutos como hormigas mientras que otros afirman haber visto a seres de incontables brazos y piernas.  Diversas civilizaciones los han calificado de aberración. En el ataque al crucero Elena, Chartrés se sorprende de que los Qarwas hayan estado tan bien organizados pese a su natural comportamiento errático. Aunque hubieron datos de una pérdida de hasta 300,000 de estos seres, debido a la sostenida defensa del crucero, su número real se cuenta por cientos de millones, sino miles. Su cantidad exacta es desconocida hasta el momento.

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episodio 10 – Escape en el espacio

sci fi, ciencia ficcion.

This image doesn’t belong to me . Post only for reference purposes

La misión que le fue encargada por Nexos aún retumbaba en su cabeza.

-¿Pran?

Sentía mucho calor. Sus brazos estaban adormecidos, no sabía si aún los conservaba. Trató de moverlos. Fue en vano. Intentó hablar, gritar por auxilio, pedir ayuda. La cara le dolía.

-La chica, -Pensó- La hija de Nexos.
-¡Allí! ¡Llévenselo, rápido!
-¿Humanos? -Se preguntó. Lo tomaron por las axilas. Unos cuantos brazos y piernas, como ramas ahumadas por un incendio lo acariciaban mientras era rescatado.-¿Tantos muertos? ¿Cómo? 

La chica… ¡La chica! -Un grito se disparó desde su garganta.
La chica, ¡La hija de Nexos!
-¿De qué habla?
-Está delirando. -Dijo una de las voces con una voz rasposa-
-¡No! ¡La chica! No la dejen. Por favor. -Repetía Eduardo, mientras su voz se desvanecía. Uno de los hombres, un joven capitán de la sexta flota, Apollo, escuchó un gemido.
¿Qué es eso? –
-La chica. Nex… -Balbuceó Eduardo.
– !Llévenselo! –Ordenó. Y los hombres obedecieron.

Su curiosidad le hizo regresar a la pila de cadáveres. El olor  que emanaba de los restos asaltó sus pulmones. La batalla aún no terminaba. No muy lejos se escuchaba el enfrentamiento. Sus hombres estaban cayendo, debía apresurarse. No quería dejar a nadie. Ya no. Más aún, la idea de abandonar a alguien vivo en ese lugar le produjo vergüenza de sí mismo, y una gran sensación de inseguridad. Se acercó lento tratando de no distraerse por las muecas petrificadas. El fin súbito, matizado de oscuro carmesí adherido al hueso.

Un azul plateado brilló escondido en la negrura. El capitán levantó uno de los cuerpos, duro y pesado como un viejo mueble.

Aún se podía ver la fina costura, un vestido que aún consumido por el fuego develaba un peculiar origen.

¡Por Dios!

Con cuidado trató de sacarla de entre los cadáveres, pero le fue imposible. Tuvo que cargar otros tres cuerpos para evitar lastimarla. En ese momento los soldados regresaban agitados.

¡Capitán!
¡Aquí! ¡Llévensela, rápido!

Los soldados cargaron a la chica. La hija de Nexos tenía la mitad del rostro desfigurado. Respiraba con debilidad.

Eduardo había sido trasladado a la zona posterior de un embarque de emergencia, la última de seis naves de rescate. Para ese momento muchos ya habían abandonado la nodriza. Toda la estructura temblaba. Gritos, explosiones y luces protagonizaban el caos de la retirada.

Echado, observando la luz superior de la camilla, Eduardo recordó a Nexos con pena y dolor.

-Aquí ¡Al lado de aquel! Estaban juntos cuando los encontramos.
-¿Los conoces?
-No. No los habían visto nunca.

A su derecha los soldados colocaron a la chica cuyo rostro calcinado aún brillaba en carne viva. Tubos emergieron del panel de observación ubicado un par de metros por encima de ellos. Eduardo observaba a su acompañante. Estamos siendo rescatados –Pensó. -¿Pero quiénes son? ¿A dónde nos trajo Nexos?

Pequeñas máquinas se unieron a la danza de tubos y electrodos. Estas se introducían en su boca y fosas nasales. Ciertos filamentos penetraron en sus brazos y piernas, conectándose con su sistema circulatorio y nervioso. Eduardo no sentía nada.  Una mascarilla se desplegó permitiéndole respirar con mayor facilidad. Otras unidades de auxilio se encargaron de quitarle su ropa e inyectarle analgésicos para el dolor. Observando aún a través del visor, Eduardo podía ver a la joven.

-No mueras, por favor.
-¡Chloe, despega! ¡Larguémonos de aquí!

Ordenó el capitán mientras la nave escapaba de la nodriza evitando no colisionar con los escombros. Cientos de acorazados y cazas estaban en combate. Los humanos retrocedían y con ellos gran parte de su moral.

-Protégela… Llévala ante Pran.

Fueron las últimas palabras que resonaron en su cabeza antes de perder el sentido.

Eduardo Guillén.
Año 2780

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episodio 9 – Día ¿?, Lejos de cualquier lugar

Eduardo GuillenPor aquí,

Nexos señaló las escaleras.
Recuerda no hablar ni acercarte demasiado al Hathor o detectarán tu posición. Saldremos de aquí dentro de poco…

Yo aguardaba en silencio, ansioso. Mi mente estaba despejada, pero aún sentía temor. Sin embargo algo en él, quizá la confianza en su misión, me tranquilizaba. Estaba decidido, tenía que ayudarle. Poco antes de cruzar el umbral me observó y aunque no lograba definir su expresión supe que me daba las gracias.

Al bajar las escaleras sentí una fuerte presión en el pecho acompañada de un frío inexplicable. Al dar el primer vistazo al primer piso noté su semejanza a una película de principios del siglo XX terrestre. La luz parecía ser arrancada del lugar y disminuida, pero no en intensidad sino en pureza. Era aquella criatura, el Hathor, la que alteraba la física del lugar. En cada rincón percibía el espacio más pesado e incómodo. Era su corazón, o lo que tuviese en ese lugar, lo que parecía consumir el color. Mi conocimiento era básico pero sospeché que se debía al cambio o manipulación de ciertas frecuencias del espectro electromagnético. Ello me hizo considerar que su presencia no era del todo fija en este plano y que de alguna manera era ayudada por ciertos artefactos que lo mantenían entero, entre nosotros.

Los testigos estaban de pie en filas de diez o más, tres a cada lado. Calculé poco más de sesenta. Todos estaban vestidos de negro, y eran de distintas especies y planetas. El domo entonces resonó con un cántico fúnebre y melodioso:

Al-Hathor, azram
¡Grim-ol desdren! ¡Grim-ol desdren!

Un sonido gutural alargó la última silaba.  Parecía interminable. Luego volvían a repetirlo una y otra vez sin pausa. El lugar apestaba a maldad.

Al-Hathor, inshai al- inshai
¡Grim-ol desdren! ¡Grim-ol desdren!

La figura de aquella criatura era temible y con cada coro parecía aumentar su autoridad. Aún sentada, su tamaño me producía escalofríos. Sabía que ostentaba un poder inmenso, al igual que la oscuridad que encerraba dentro de él.  Aquella conclusión me sorprendió; sin duda, la sangre de Nexos había estimulado mi intuición.

Parecía no tener órganos dentro de su delgadísimo cuerpo. Cada brazo o pierna conservaba la misma forma. Delgados y macizos como las ramas de un árbol cuya copa era una cabeza tubular. Su rostro o lo que asumí era tal cosa, estaba estirado sobre un caprichoso cráneo. Las facciones yacían deformadas, estiradas o absorbidas en dirección a su nuca. Sentado en su trono, lleno de inscripciones que no logré identificar, el Hathor esperaba.  Gracias a mi camuflaje, pude aproximarme, aunque siempre con cautela, logrando ver su piel en detalle.

Fractales. Diminutas copias de sí mismo parecían emerger de su cuerpo, repitiendo cada leve movimiento que su versión más grande realizaba. Recordé entonces que estaba ante un ser que rechazaba la lógica a la que el cerebro humano está acostumbrado. Era una aberración de lo real.  Indefinible como especie, abominable como ser vivo(a).

Al-Hathor, azram
¡Grim-ol desdren! ¡Grim-ol desdren!

En medio de los cánticos, Nexos se aproximó a uno de los lados del salón. Sus pasos parecían anticipar el desastre mientras la ansiedad empezaba a consumir mi cordura. Se detuvo cerca de la línea de protección que formaban los soldados Farsat. El parecido era sorprendente.

De pronto, todos callaron. El Hathor levantó su huesudo brazo y del piso emergió un  ataúd de (b)geo cristal negro de forma trapezoidal. Dentro de este se veía con claridad el joven cuerpo de la hija de Nexos.

Con los brazos ligeramente separados del cuerpo un fino hilo de sangre empezó a manar de sus muñecas. Al caer, esta recorría delgadísimos canales tallados en el piso del salón, imperceptibles a primera vista. Una figura se dibujaba con aquella encendida tinta. Líneas gruesas y delgadas, nodos, unos cerca de otros, algunos grandes y otros más pequeños. ¡Era un mapa! ¡Un mapa estelar!

Aléjate de él. Nexos me comunicó con el pensamiento.

No pudo aguardar más y lanzó su flanza encendida hacia el Hathor. A solo milímetros de su frente, la criatura salió de su letargo y detuvo la lanza con el pensamiento.

(c)Encasquillada … Dijo con una voz s que me produjo un escalofrío.

La flanza explotó llevándose consigo parte el cráneo del Hathor y la piel y extremidades de decenas de peregrinos. Los gritos inundaron el salón. El resto de soldados encendió sus flanzas. Los cristales fulguraban. Sin dudarlo dispararon en dirección a Nexos. Como si fuesen hojas de espadas las flanzas cortaron todo lo que estaba a su paso. Sin embargo, Nexos hizo uso de una agilidad y destreza sorprendentes. Logró esquivar las ráfagas sin problema, anticipando cada movimiento de los guardias, quienes en su intento por detenerlo cortaban en trozos a los ya aterrorizados seguidores.

El Hathor se puso de pie y sus dimensiones alcanzaron los cinco metros. Su rostro empezaba a recomponerse, como la arena que regresa al lado contrario de un antiguo reloj.

Nexos derrotó mano a mano a los guardias. Mientras estos caían presa del dolor, tomó una flanza azul, tipo (d)Paril  y electrocutó a los guardias restantes. Se acercó al ataúd.  Corrí hacia él y observé a los lados. Más lagartos llegaban. Estábamos rodeados. Clavó entonces el arma en el piso y activó al máximo el escudo, encerrándonos dentro del campo protector, junto con el ataúd.

Con su cabeza nuevamente completa El Hathor habló con una voz lítica, y mordaz.

Haai-Hayel

Nexos abrió el ataúd con sus garras. Sanó de inmediato las heridas en las muñecas de su hija y luego la abrazó. Ella permanecía desmayada. El efecto que me había trasmutado había desaparecido durante la confusión. Ellos y yo podíamos vernos. Ahora, tan solo el escudo nos protegía.

Pequeño ¿Qué intentas hacer?

-Abrázala fuerte, y por ningún motivo te separes de ella. Me dijo, mientras miraba fijamente al Hathor.

Ninguno de los 72 se ha atrevido siquiera a retarme en miles de años ¿Y el más joven cree que puede derrotarme?

-El Hathor se acercaba, y a cada paso el campo parpadeaba. Definitivamente, no aguantaría un ataque por mucho tiempo. A solo unos metros el Hathor se detuvo. Luego, los soldados, ubicados al otro lado del escudo, dispararon.

El campo empezaba a vibrar con violencia. El piso se hundía y lo único que se me ocurrió fue abrazar fuertemente a la joven.

Nexos sostuvo con fuerza la flanza ubicada en el centro del campo de fuerza que nos protegía. El escudo brillaba con fuerza, pero Nexos parecía resistir con dificultad. El sonido era ensordecedor. De pronto escuché en mi mente, mientras observaba los ojos de Nexos.

-Eduardo, cuídala y llévala ante Pran.
-¿Pran?
-No tengas miedo. Solo cuídala, ya que yo no pude hacerlo.
-¿Pero cómo?

Eres mío, pequeño. Eres mío, ahora.

Nexos soltó la flanza y nos abrazó a ambos. Una gran explosión fue secundada por silencio y luego, de nuevo, por un fuerte ruido y dolor.

Una nave. El techo blanco y plateado, circuitos hechos trizas. Explosiones. Algunas cerca, otras resonando a lo lejos. Yo seguía sosteniendo a la joven. Mis brazos estaban llenos de quemaduras. Hombres corriendo de un lado a otro, asustados. Cadáveres frente a nosotros. Este no era Landis. Habíamos escapado del Hathor para encontrarnos, frente a frente con la muerte, otra vez.

Eduardo Guillén.
Año 2780

(a) Observación fractal de ciertos objetos o individuos: Este fenómeno era involuntario pero recurrente, era una consecuencia natural al adaptarse al registro humano. Debido a su composición, el observarlos desde una tercera dimensión los hacía inconcebibles para el ojo. Por ello muchos de estos entes fueron representados en la antigüedad terrestre como dioses y diosas monstruosos de numerosos brazos, cabezas y piernas. La confusión había atraído, en su momento, la concepción de seres divinos y antropomorfos.

(b) Geocristal: Cristal hecho de urmesa con características muy similares a las de la turmalina pero con una composición que permite mucha mayor conservación de fuerzas magnéticas. A pesar de tener una apariencia reflectante es un excelente recipiente de energía en reposo y alterador de polaridad. Una vez proyectada luz dentro, este la multiplica y cambia su valor. El mismo es utilizado como generador bajo ciertas condiciones. El cristal de urmesa recibe el nombre de geocristal porque gran cantidad de este mineral era utilizado para alterar polaridades magnéticas enormes, a nivel planetario. Su uso está supervisado y controlado, oficialmente hablando.

(c) Encasquillada: El término encasquillada proviene de la autodestrucción adrede de una flanza. El portador activa o desactiva la función siempre y cuando la afinidad con el arma sea alta. Luego de hacerlo puede lanzarla y funcionará como una granada de mano, pero con mayor exactitud.  Desde un inicio las flanzas son utilizadas para enfrentamientos de largo alcance por soldados Farsat. Debido a su gran tamaño son activadas por presión en dos distintos lugares. El mecanismo tiene manufactura Falcrom, expertos en desarrollo de extensiones motrices y cognitivas. En otras palabras pueden ser activadas con el pensamiento. Muchas flanzas alcanzan gran afinidad con su portador, pudiendo ser atraídas con solo pensarlo, dentro de cierto perímetro. Debido a que ellas requieren fusionarse a nivel celular (ADN), existe la capacidad del rechazo ante uno nuevo. La capacidad de Nexos para utilizar la flanza de otro ser, tan rápido, es casi inexplicable.  Más aún si está encasquillada. A pesar de la gran dificultad que resulta el entrenar con una flanza, el llegar a manejar una con maestría puede hacer a un guerrero, virtualmente, imposible de derrotar.

(d) Paril: Tipo de Flanza que emite cargas eléctricas de alto voltaje. No suele utilizarse para ataques directos a menos que se esté cerca del oponente. Muy útil para crear campos de fuerza si es que posee las especificaciones adecuadas, generando el conocido efecto de la caja de Faraday, a comparación de otras flanzas que requieren de fuerzas combinadas para hacerlo debido a su “naturaleza más ofensiva”.

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